
Esto significa que si aprendes algo mientras estas teniendo alguna emoción particular, es más fácil recordar esa información cuando vuelves a sentir esa información y viceversa, cuando recuerda un escenario específico pasado, recuerda incluso la sensación térmica, la época del año, un olor especifico etc.
Los recuerdos en sí, a diferencia de las estructuras que los recuperaron, parece que con frecuencia se localizan, por decirlo con cierta redundancia, en las mismas zonas en las que la percepción sensorial del estímulo concerniente se dio por primera vez.