domingo, 12 de julio de 2015

Quimerismo.



 El término quimera proviene del griego antiguo Χίμαιρα Khimaira que significa animal fabuloso;  del latín Chimæra y con él se designa a un animal mitológico con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente.

Se entenderá por quimera, en el terreno de lo biológico, aquel organismo formado por células o material genético procedentes de individuos genéticamente distintos. Se denomina microquimerismo cuando es mínima la cantidad de células o material genético, por lo que sólo se detecta con métodos muy sensibles.


 En biología los animales u organismos vegetales, compuestos de tejidos genéticamente heterogéneos, son denominados quimeras. En el mundo son bien conocidos los experimentos del gran seleccionador ruso y especialista en genética Iván Michurin, el primero que se dedicó a crear plantas quimeras mediante el cruce de dos ejemplares de distinta especie, para obtener un mayor rendimiento y una mayor resistencia a los factores climáticos desfavorables. 
Pero el quimerismo se encuentra con mayor frecuencia en los vegetales, que en los mamíferos. Para estos últimos es un caso muy raro.
El término quimerismo nació en medicina para designar a aquellos individuos trasplantados de órganos sólidos o células hematopoyéticas (células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas, etc.) que claramente poseen células genéticamente distintas procedentes de otro individuo. Pero ésta no es la única forma de adquirir material genético extraño.
Puede desarrollarse en los humanos en varios casos, tanto de forma natural como artificial. Al primero corresponden los procesos que transcurren con el embrión durante el embarazo. Dos óvulos fecundados pueden fusionarse en uno, como en el caso de Lydia Fairchild (más adelante se habla de este caso), y proveer a su portador de un doble ADN (el ser vivo resultante posee dos tipos de células diferentes, cada una con distinta constitución genética). Existe asimismo el quimerismo de gemelos. En este caso los gemelos heterocigóticos debido a la unión de los vasos sanguíneos se transfieren las células recíprocamente. Y la última variante es el quimerismo natural, llamado microquimerismo materno. Se produce si las células del feto penetran en el sistema sanguíneo de la madre y se habitúan allí. Además, en tal caso, la progenitora puede librarse de muchas enfermedades.
En la mayoría de los casos reportados, las células de órganos o zonas distintas del cuerpo tienen ADN diferentes, como si fueran dos personas en una sola.

                                                  Microquimerismo Materno

Se sabe desde hace años que existe una transferencia celular entre madre y feto que explica, la sensibilización por incompatibilidad Rh (es una afección que se desarrolla cuando una mujer embarazada por ejemplo, tiene sangre Rh negativa y el bebé que lleva en su vientre tiene sangre Rh positiva). Es bidireccional, es decir, existe paso celular de la madre al feto y viceversa; empieza ya a las 4 ó 6 semanas de gestación, de tal modo que a las 36 semanas prácticamente todas las mujeres poseen células fetales en sangre y continúa en el parto. Es obvio que dicho fenómeno es independiente de la viabilidad del feto o incluso de que la gestación haya sido diagnosticada. Eventos como la gemelaridad, la hemorragia genital, la preeclampsia y la trisomía 21 fetal facilitan el paso celular, probablemente por asociarse a anomalías placentarias que lo favorecen. Se ha detectado la persistencia de células fetales en la mujer hasta 27 años tras la gestación y de células maternas en el niño hasta 5 años tras el nacimiento.
Según esto, una mujer que ha tenido distintas gestaciones puede albergar células procedentes de distintos fetos que pueden ser del mismo padre o bien de padres distintos. Como se ha mencionado antes, el tráfico es bidireccional, lo que sugiere la posibilidad de la transmisión de células “no propias” de la madre aparte de la descendencia.



 La gemelaridad dicigótica posibilita la transferencia entre fetos. Este fenómeno no siempre resulta evidente debido a la posibilidad de pérdida fetal, incluso antes de que se conozca que la gestación es gemelar, hecho que se puede demostrar gracias a las exploraciones ecográficas periódicas. Otra forma más evidente de quimerismo sería consecuencia de la transfusión sanguínea.








 El quimerismo se pone de manifiesto cuando, por ejemplo por azar, la información que contiene uno de los tipos de células que posee deja de funcionar y no se transmite. Las manifestaciones pueden ser variadas, como un cambio de pigmentación de la piel o del pelo.
En el caso del quimerismo artificial participa la trasplantología. Durante el trasplante de órganos a veces es de vital importancia que el organismo sea una quimera peculiar y no empiece a rechazar el nuevo órgano. Hubo un caso curioso, cuando a un hombre que contrajo el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y padecía linfoma, le trasplantaron la médula ósea para curarle una de sus enfermedades y sorpresivamente  le curaron estas dos. El donante resultó ser el portador de un gen, que garantiza la resistencia a estas enfermedades y lo transmitió junto con la médula ósea al receptor.

El caso curioso de quimerismo  de Lydia Fairchild. Embarazada de su tercer hijo, Fairchild se separó de James Townsend, el padre de sus hijos, y realizó su aplicación para recibir asistencia social. Como parte del procedimiento rutinario para demostrar su relación con los niños, tanto ella como Townsend tuvieron que entregar una muestra de células. Los resultados confirmaron a Townsend como padre pero Fairchild tenía un ADN distinto que no la identificaba como madre de los niños. El estado la llevó a juicio por intento de fraude y así comenzó un largo proceso de más de un año. Durante su tercer parto, un testigo se aseguró de obtener sangre del recién nacido que, según su propia información genética, no debería ser hijo suyo. Finalmente, después de 16 meses y de confirmar que el ADN de la abuela materna coincidía con el de los niños, un doctor decidió examinar muestras de varias partes del cuerpo de Fairchild. Lydia Fairchild es una quimera, se descubrió, el ADN de su cérvix la identificó como madre de sus hijos, mientras que el ADN de su piel y su sangre eran diferentes.

Una de las cosas más impresionantes es el cambio de rasgos que puede ocurrir después de un traumatismo las células se regeneran con los rasgos genéticos del otro código genético. Algo también interesante es lo que pasa cuando se realiza un trasplante exitoso de médula ósea, pues cambiará el tipo de sangre del receptor en cuestión de semanas o meses.

 Corinna Ross, investigadora de la Universidad de Nebraska, descubrió que en los inicios del desarrollo fetal, los mellizos titíes comparten suministro sanguíneo y placentas fusionadas, permitiendo un flujo abundante de células fetales entre los miembros de la camada. Saber cómo los monos titíes mantienen la tolerancia inmunitaria a tantas células foráneas a lo largo de la vida ayudaría a los investigadores que tratan de impedir el rechazo humano de los órganos trasplantados o de los trasplantes de médula.


El quimerismo como enfermedad incluso ha inspirado a algunos guionistas de series de TV. En un episodio de “DR. House M.D.” titulado Caín y Abel, se hace mención a un caso de quimerismo como explicación a la patología que tiene un niño.
En este link se puede ver un documental donde muestran el caso de Lydia Fairchild:http://www.justin.tv/osowallace/b/259394095

Publicado originalmente en Plenus Idee:
http://plenusideeekspresi.blogspot.mx/



REFERENCIAS

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